jueves, 10 de enero de 2008

Doble exposición.

Valencia.


Mi primera foto con mi nueva cámara Lomo Smena 8m. Rabiosamente imperfecta.


"No quiero ser feliz. Estoy enfermo
de haberlo sido tanto. Me fastidia
que la gente me quiera y que los dioses
me protejan. Renuncio a ser el centro
de las fiestas y a todos los poderes
que el dinero y la sangre proporcionan.
No quiero verte al lado, en la cabina
de mi coche, dorada y sonriente,
previendo mis deseos más ocultos.
No me divierte ya que mis amigos
celebren la blancura de tus manos.
Detesto las victorias, y los viajes
al más allá, y la daga del ingenio,
y el amor, y el jardín de la alegría.
Quiero la opacidad y la tristeza
que da el dolor, y la desesperanza.
Me está matando tanta dicha junta".

La caja de plata, 1985.
Luis Alberto de Cuenca.


Escucho: The raveonettes. Lust, Lust, Lust.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gozosamente imperfecta, diría yo. A mí me gustan las imágenes que sugieren movimiento casi tanto como las superpuestas.

Según pasan los años te preguntas porque la felicidad no llegó antes. Cuando eres más joven siempre crees que la felicidad terminará por caer. En realidad todo es una falacia porque a veces ni llega.

Es extraño leer el poema de Luis Alberto de Cuenca. Se parece mucho a los pensamientos propios en momentos puntuales.

noise dijo...

Perfectamente imperfecta.

Estoy de acuerdo con Luis Alberto de Cuenca. Ningún extremo debe ser bueno, ni el de la desdicha más absoluta ni el que él describe. Seguramente hay que buscar la felicidad más allá, en la capacidad de cada uno por conseguir atraparla cada vez que nos pasa por delante. Y nos pasa más a menudo de lo que nos pensamos...

Casiopea dijo...

Hola, Alex, realmente lo que quería expresar pienso yo, es justo lo contrario. Es ironía... dime de qué presumes y te diré de que careces. Supongo que todos los cuentos de hadas que te contaron de niño, las pelis de amor, las canciones románticas hacen que esperes algo que, como tu bien dices, siempre acaba en falacia manida.

La recuperación va lenta pero segura. (eso espero)

Noise, éso es cierto, la felicidad debe ser un camino, no una meta.
Saludos!

Anónimo dijo...

No, pero no se trata de cuentos infantiles, películas de amor y demás. Eso lo dejas atrás al crecer. Demasiado pronto, diría yo. Se trata de la comprensión personal de la felicidad. Siempre tiene caducidad. O al menos, mi felicidad siempre la ha tenido. Lo verás diferente cuando pases de los treinta. Entonces, y dependiendo de que tengas pareja o no, entenderás todo esto como un negocio al que mantener a flote. Todo lo demás se pierde porque no era real. Es todo una cuestión química que se transforma con el tiempo.

Hay mucha literatura (y mucho cine)que considera el camino como la felicidad. "El Tesoro de Sierra Madre", per example, sería un buen ejemplo. El objetivo muta constantemente, pero en el camino está todo.

Fede Sánchez dijo...

No busqueis la felicidad, el honbre la perdio cuando encontró la inteligencia.