Urdieron una trama. Se concentraron, y tras una generosa ingesta de alcochol, retrocedieron en el tiempo. Como por arte de magia sale un conejo de una chistera. Como cuando abres el grifo y sale agua. Fácil.
Se habían dado todos los condicionantes necesarios. Sencillo, que no simple... No se sabe si fue la posición de los planetas, el influjo de la luna o los múltiples y desbordantes deseos de ambos, pero alli estaban. Cantando a pleno pulmón. Difrazados. Volviendo a otro lugar, no más feliz, pero sí más tranquilo. Y es que el alcohol (todo el mundo lo sabe) es un depresor. Hablaron de todo lo que habían soñado. De por qué, ella, siempre que bajaba de su coche le dejaba los chicles de fresa pegados en la guantera, o por qué, él, coleccionaba sus horquillas de colores. Conversaron sobre cómo, en otros días, otras personas, suplicaron por un cigarro, por un beso, por un poco de agua. Y de cómo hay veces que no se oye nada. Es imposible. Todo es música, todo es ruido, todo es tinta. Ahora, nada es cómo entonces, pero qué felicidad da creerte que siempre serás joven.
Escucho: "Y es que no hay nada más triste que recordar los sueños del pasado, para comprobar que poco se cumplió de lo que habíamos soñado" Ariel Rot y quique González.
Escucho: "Y es que no hay nada más triste que recordar los sueños del pasado, para comprobar que poco se cumplió de lo que habíamos soñado" Ariel Rot y quique González.
Última película: Notes of a scandal (Diario de un escándalo) de Richard Eyre (2006)