martes, 10 de junio de 2008

Música Clásica

Valencia

Hace aproximadamente un mes fui al IVAM a ver una exposición de Beuys.
Al artista alemán lo conocía por su participación en el grupo neodadaísta FLUXUS, por su famosa cita "todo ser humano es un artista", y por ello, cada acción, una obra de arte, y poco más. Tras la visita me quedé con la sensación de haber visto vídeos de coyotes, pantallas de cine en negro con frases susurradas en alemán, grasa, fieltro y ready-mades sin ton ni son por todas partes. Pero, después, me informé, leí, y supe el por qué de su obra. En definitiva, entendí. Supe que su concepción ampliada del arte despertó debates en su día, que su arte era tan efímero como la vida y por ello nunca pretendió crear obras para la eternidad, sino incentivar la reflexión.
Cosa que por lo menos conmigo consiguió.

Hoy Beuys se ha vuelto a cruzar en mi camino.
Esta tarde he ido al Palau de la Música a escuchar un concierto de jóvenes compositores llamado Hui Hui Música y una de las partituras ganadoras se titulaba: "Conversaciones con J. Beuys" (de Oscar Colomina i Bosch) y me ha dejado algo desconcertada (como el resto de la audición). Cuál ha sido mi sorpresa al descubrir que en la música clásica contemporánea la melodía es ninguneada en favor del ruido, el chasquido, la cacofonía, los soplidos, y la aparente improvisación.

En cierto momento he susurrado al oído de mi acompañante "esto es desagradable" pero después he pensado que supongo que me falta información. Tal y como me ocurrió con la primera vez que vi la obra de Beuys. Porque había ido en otras dos ocasiones al Palau, pero ambas fueron para escuchar música clásica, una de ellas fue a Mahler y la otra a Haydn. Y en ambas disfruté muchísimo pese a mi parca formación y mis casi nulos conocimientos de música clásica. (Me sacas de Satie o Max Bruch y me pierdo).

Pero lo de hoy ha sido de mirar, intentar escuchar, atender, poner cara de intelectual y sentirme cómo algún que otro personaje de las películas de Woody Allen que se encuentra fuera de lugar intentando entender algo demasiado moderno.

Moraleja: quien no conoce no puede amar. Así que: ¡INVESTIGA!

Escucho: Max Bruch: Violin concerto nº 1.

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