jueves, 31 de agosto de 2006

Piscina.


De nuevo respiro en la ciudad. Es tarde, no tengo sueño y llueve. Acaba el verano que nunca esperé tener. Y con él multitud de situaciones que jamás pensé que reviviría. Y por ello, quizá, ha sido mucho mejor de lo que esperaba.
Habrá que despedirlo.
Habrá que despedirse.
Adiós a la piscina, al monte, a no hacer nada, a hacerlo todo, a las horas leyendo, oyendo música o tomando el sol, a los cientos de tercios de cerveza, a las verbenas, adiós a los días y las noches de verano.
Las que más añoraré serán las noches.
Las que pasé bajo las estrellas, y sobre todo, la que acabé jugando al futbolín.

Esucho: Diamond Dogs. Up the rock.

1 comentario:

empareja2 dijo...

Se acabó lo bueno, ahora toca hacer como que trabajamos... :)